Un fragmento del collar طوق الحمامة

Si crees que la Edad Media fue oscura y el Islam reprime la sexualidad te invito a que leas este fragmento del collar de la paloma de Ibn Ḥazm, tratado de literatura universal del siglo XI que versa sobre el amor.

Puedes leer el fragmento en árabe y en su traducción castellana y forma parte del ya mencionado tratado sobre el amor «El collar de la paloma» طوق الحمامة del cordobés Ibn Ḥazm al-Andalusī. La traducción de la obra y las notas son de Jaime Sánchez Ratia tal y como aparecen en la edición del 2009 con la salvedad de las notas del texto árabe. Por ser, sobre todo, de carácter técnico he decidido obviarlas así el texto resulta más ameno.

¡Aviso: contenido literario no apto para menores!

باب (٦) من لا يحبّ إلاّ مع المطاولة

(…)

وإني لأعرف فتى من أهل الجدة والحسب والأدب كان يبتاع الجارية وهي سالمة الصدر من حبّه، وأكثر ذلك كارهة له لقلّة حلاوة شمائلَ كانت فيه، وقطوبٍ دائمٍ كان لا يفارقُه ولا سيٍّما مع النساء، فكان لا يلبث إلا يسيراً ريثما يصل إليها بالجماع  ويعود ذلك الكُرْهُ حبّاً مفرطاً، وكلفاً زائداً، واستهتاراً مكشوفاً، ويتحوّل الضجر لصحبته صجراً لفِراقه.  صحِبه هذا الأمرُ في عدّة منهنّ. فقال بعض إخواني: فسألته عن ذلك فتبسّم نحوي وقال: إذاً والله أخبرك: أنا أبطأ الناس إنزالاً، تقضي المرأة شهوتها وربّما ثنت وإنزالي وشهوتي لم ينقضيا بعد، وما فترت بعدها قطّ، وإنّي لأبقى بمنّتي بعد إنقضائها الحين الصالح، وما لاقى صدري صدرَ امرأة قطّ عند الخلوة إلا عند تعمّدي المعانقة، وبحسب ارتفاع صدري نزولُ مؤخري.

فمثل هذا وشبهه إذا واقع واقع أخلاق النفس وولّد المحبة، إذ الأغضاء الحسّاسة مسالكُ إلى النفوس ومؤدياتٌ نحوها.

ابن حزم الاندلسي، طوق الحمامة

Capítulo (VI) De quien no se enamora sino con el largo trato

(…)

Yo conozco a un jovenzano bien gallardo, vástago de gente rica, noble y cultivada, que acostumbraba a comprar esclavas. Al principio, la esclava no abrigaba por él amor alguno, sino que, por el contrario, le tenía aborrecimiento por la poca dulzura que le mostraba y la tirantez constante que parecía acompañarlo a todas horas, especialmente con las mujeres. Pero no pasaba mucho tiempo sin que, tras haber mantenido relación carnal con ella, aquel aborrecimiento de ésta se trocase en amor exagerado, pasión excesiva y sensualidad descocada, y el fastidio que sentía en su presencia se tornara en disgusto si se separaba de ella. Así le acaeció con varias. Me contó un amigo mío, hablando de este caso: «Le pregunté por ello. Me sonrió y dijo: ‘Está bien, te lo voy a contar: soy la persona más premiosa en punto a eyacular (1). La mujer ha llegado ya a la cima de su placer, y quizás lo ha doblado, y yo todavía retengo mi semilla, y mi lujuria está por colmar. Nunca me aflojo (2) después de que la mujer llegue a su éxtasis, y me quedo dentro de ella (3) el rato que es preciso tras ella llegado al colmo del deleite. En la intimidad del lecho, mi pecho nunca llega a tocar el de la mujer, salvo que desee abrazarla, y tanto como lo levanto dejo caer mis nalgas (4).»

Éstas y parecidas cosas, cuando se dan, provocan concierto entre los caracteres del alma y hacen nacer el amor, ya que las partes sensibles del cuerpo son veredas de las almas, por lo que a ellas se llega (5).

Notas

(1) Los malabarismos de Emilio García Gómez para evitar las palabras fuertes del texto son patentes: «en quien dura más el desmayo amoroso». Corrían los años 50, por lo que causa extrañeza, pese a las precauciones del traductor, que el libro pasara la censura. Quizás el prólogo de Ortega fuera la clave, y por ello esperase más de dos años con el libro terminado a que Ortega lo acabase. De todos modos,  Leon Bercher, por su parte, recurrió al viejo latín, (sum tardissimus in ejaculando) lo que, en su caso, es menos perdonable, viviendo donde, por entonces todavía, era parte de la liberal Francia (Argel).

(2) El significado de fatarto o fattartu dista de estar claro. Leon Bercher cambió el ba‛da-hā que viene luego por qabla-hā, y traduce nunquam ante feminam elangui. Yo creo que faltara está usado con el sentido de «perder la erección». No otro sentido puede explicar ese ba’da-ha, que el ms aporta claramente.

(3) El texto aprece decir bi-ḥasabī, «según considero»; sin embargo, Leon Bercher aporta biḥibsi (in vaso), y Iḥsān ‛Abbās corrige bi-munatī, «con mi esperma». Misterio, quizás irresoluble.

(4) Expresión curiosa, de la que parece desprenderse que la postura del «misionero» ya era considerada normativa por aquellas lejanas fechas.

(5) Aquí Ibn Ḥazm, por decirlo así, se cura en salud, y tras haber defendido que las atracciones corporales con caminos que llevan a la lujuria, admite sin ambages que también por la rija se arriba a las playas del alma (y no naufragando precisamente).

Bibliografía

Ibn Ḥazm al-Andalusī, El collar de la paloma (El collar de la tórtola y la sombra de la nube), edición bilingüe, trad. Jaime Sánchez Ratia, Madrid: Hiperión, 2009, pp. 87-89.

Collar de la paloma

Una respuesta a “Un fragmento del collar طوق الحمامة

  1. «Éstas y parecidas cosas, cuando se dan, provocan concierto entre los caracteres del alma y hacen nacer el amor, ya que las partes sensibles del cuerpo son veredas de las almas, por lo que a ellas se llega».

    Ese párrafo viene a decir lo mismo que dijera Jaime Gil de Biedma varios siglos después:

    «Para saber de amor, para aprenderle,
    haber estado solo es necesario.
    Y es necesario en cuatrocientas noches
    -con cuatrocientos cuerpos diferentes-
    haber hecho el amor. Que sus misterios,
    como dijo el poeta, son del alma,
    pero un cuerpo es el libro en que se leen.»

    Quizás es Ibn Ḥazm al-Andalusī el poeta al que alude Jaime.

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